La derecha española ganó ampliamente y
sin sorpresas las legislativas de ayer, llevada al poder por un país sin
grandes ilusiones que sancionó al saliente gobierno socialista por
aplicar unas medidas de austeridad que los conservadores prometen
acentuar.
Decepcionados por la ineficacia de los planes de rigor impuestos por el Gobierno saliente, una mayoría de españoles dio la espalda a los socialistas, en el poder desde 2004, y puso en la derecha su última esperanza de salir de la crisis.
Con casi el 100% de las mesas contabilizadas, el Partido Popular (PP), de Mariano Rajoy, obtuvo el 44,5% de los votos y una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados con 186 de los 350 escaños que tiene la cámara.
Tras su victoria, Rajoy aseguró que los españoles "van a dar la batalla a la crisis", anunciando un "esfuerzo solidario" para "todos", pero asegurando que "no va a haber milagros".
El PSOE obtuvo casi un 29% de los votos, equivalente a 110 escaños en el Congreso, desde los 169 que ostentaba. Es el peor resultado electoral para los socialistas desde 1978 y el mejor para los populares.
El candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció la clara derrota y dijo a sus seguidores que pedirá inmediatamente un Congreso del partido lo antes posible para analizar el futuro socialista.
La izquierda independentista vasca, en la que participan miembros de la antigua Batasuna -el ilegalizado brazo político de ETA- volvió al Parlamento tras 15 años de ausencia.
La coalición Amaiur, formada por la izquierda "abertzale" ("patriótica" en vasco) -que configuraba Batasuna- y los partidos independentistas Aralar, Alternatiba y Eusko Alkartasuna, lograría 7 escaños.
La congelación de las pensiones, el retraso de la jubilación hasta los 67 años, la reducción del salario de los funcionarios y la subida de impuestos no lograron atajar el avance del desempleo (21,52%), que afecta a casi cinco millones de personas, ni reactivar una economía que creció 0% en el tercer trimestre y 0,2% en el segundo.
El gobierno socialista español se convirtió así en la nueva víctima de una crisis económica que ya provocó cambios de gobierno en otros países europeos. Rajoy no sería investido hasta cerca del 20 de diciembre, pero antes se espera que el político de 56 años, un cauto ex ministro del Interior, intente calmar a los inversionistas dando a conocer los aspectos básicos de su plan para reducir el déficit público y reformar la golpeada economía del país.
Con su holgada victoria, el PP podría gobernar solo, sin tener que recurrir a pactos parlamentarios con grupos minoritarios, como los nacionalistas catalanes, vascos o canarios de los que a menudo dependió el actual gobierno socialista.
"Desde el punto de vista del mercado, una mayoría absoluta para el PP es justo lo que el doctor ha recetado", dijo Nicholas Spiro, director de Spiro Sovereign Strategy en Londres.
Sin embargo, las nuevas medidas de rigor prometidas por la derecha amenazan con desencadenar nuevas protestas sociales por parte del movimiento de los "indignados".
Más de 35,7 millones de electores estaban llamados ayer a las urnas para elegir a sus 350 diputados y 208 senadores entre casi una veintena de formaciones nacionales y regionales.
Decepcionados por la ineficacia de los planes de rigor impuestos por el Gobierno saliente, una mayoría de españoles dio la espalda a los socialistas, en el poder desde 2004, y puso en la derecha su última esperanza de salir de la crisis.
Con casi el 100% de las mesas contabilizadas, el Partido Popular (PP), de Mariano Rajoy, obtuvo el 44,5% de los votos y una mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados con 186 de los 350 escaños que tiene la cámara.
Tras su victoria, Rajoy aseguró que los españoles "van a dar la batalla a la crisis", anunciando un "esfuerzo solidario" para "todos", pero asegurando que "no va a haber milagros".
El PSOE obtuvo casi un 29% de los votos, equivalente a 110 escaños en el Congreso, desde los 169 que ostentaba. Es el peor resultado electoral para los socialistas desde 1978 y el mejor para los populares.
El candidato del PSOE a la presidencia del Gobierno español, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció la clara derrota y dijo a sus seguidores que pedirá inmediatamente un Congreso del partido lo antes posible para analizar el futuro socialista.
La izquierda independentista vasca, en la que participan miembros de la antigua Batasuna -el ilegalizado brazo político de ETA- volvió al Parlamento tras 15 años de ausencia.
La coalición Amaiur, formada por la izquierda "abertzale" ("patriótica" en vasco) -que configuraba Batasuna- y los partidos independentistas Aralar, Alternatiba y Eusko Alkartasuna, lograría 7 escaños.
La congelación de las pensiones, el retraso de la jubilación hasta los 67 años, la reducción del salario de los funcionarios y la subida de impuestos no lograron atajar el avance del desempleo (21,52%), que afecta a casi cinco millones de personas, ni reactivar una economía que creció 0% en el tercer trimestre y 0,2% en el segundo.
El gobierno socialista español se convirtió así en la nueva víctima de una crisis económica que ya provocó cambios de gobierno en otros países europeos. Rajoy no sería investido hasta cerca del 20 de diciembre, pero antes se espera que el político de 56 años, un cauto ex ministro del Interior, intente calmar a los inversionistas dando a conocer los aspectos básicos de su plan para reducir el déficit público y reformar la golpeada economía del país.
Con su holgada victoria, el PP podría gobernar solo, sin tener que recurrir a pactos parlamentarios con grupos minoritarios, como los nacionalistas catalanes, vascos o canarios de los que a menudo dependió el actual gobierno socialista.
"Desde el punto de vista del mercado, una mayoría absoluta para el PP es justo lo que el doctor ha recetado", dijo Nicholas Spiro, director de Spiro Sovereign Strategy en Londres.
Sin embargo, las nuevas medidas de rigor prometidas por la derecha amenazan con desencadenar nuevas protestas sociales por parte del movimiento de los "indignados".
Más de 35,7 millones de electores estaban llamados ayer a las urnas para elegir a sus 350 diputados y 208 senadores entre casi una veintena de formaciones nacionales y regionales.
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