¿Sabía usted que hay solo un país en Sudamérica en el
que el inglés es la lengua oficial? ¿Sabía que en este país el
principal producto es el azúcar, y que su población es no sólo de origen
africano, sino indio? ¿Y sabía usted que en ese país, Guyana, se
celebraron ayer elecciones?
En las elecciones de este pequeño país caribeño
el Partido Popular Progresista Cívico (PPPC) aspira a retener el poder
pero será puesto a prueba por una coalición que incluye a su tradicional
rival, el Congreso Nacional Popular (NPC), en unas elecciones con un
marcado componente racial.
Uno
de los nuevos partidos políticos del país, la Alianza Por el Cambio
(AFC), peleará por romper con el tradicional bipartidismo, que refleja
la profunda división étnica que existe en el país.
Khemraj Ramjattan, de AFC, aseguró en un debate
en la capital, Georgetown, que el país había votado "durante demasiado
tiempo" de acuerdo a su etnia, y que es el momento de hacerle caso a la
"razón y no a la raza".
El PPPC, apoyado mayoritariamente por la
comunidad indo-guyanesa, aspira a asegurar un quinto mandato, aunque su
líder, Bharrat Jagdeo, no podrá aspirar a un tercer mandato como
presidente.
Su sucesor, Donald Ramotar, ha celebrado mítines
en muchas de las comunidades rurales, donde se concentra la comunidad
india del país.
La coalición liderada por el opositor NPC está
formada por pequeños partidos con un apoyo mayoritario de la comunidad
afro-guyanesa. Su candidato es un antiguo comandante de 66 años, David
Granger.
La campaña de Granger ha estado centrada en la
seguridad y la educación, las mayores preocupaciones de la comunidad
afro-guyanesa, predominantemente urbana.
Poblada por esclavos africanos y después por
trabajadores indios, Guyana fue la única colonia británica situada en
tierra firme sudamericana.
"Independientemente de quién gane estas elecciones, el próximo presidente tendrá que focalizar sus esfuerzos en cambiar la misma historia de siempre: los problemas que causa la división racial en el país"
Tristan Moharib, Consejo de Asuntos Hemisféricos
La mezcla de diferentes culturas es visible
todavía a día de hoy, con templos hindúes al lado de iglesias e incluso
mezquitas, y con gustos musicales que van del reggae a los clásicos de
Hollywood.
Pero esta mezcla ha causado también tensiones.
En las elecciones de 2001 se produjeron violentos enfrentamientos tras
ser declarado ganador Bharrat Jagdeo.
"Independientemente de quién gane estas
elecciones, el próximo presidente tendrá que focalizar sus esfuerzos en
cambiar la misma historia de siempre: los problemas que causa la
división racial en el país", aseguró en un informe reciente Tristan
Moharib, del Consejo de Asuntos Hemisféricos.
Guyana tiene una población de menos de un millón
de habitantes y es, después de Uruguay y Surinam, el país más pequeño
de la Sudamérica continental.
Los afro-guyaneses se concentran
predominantemente en los centros urbanos, mientras que los guyaneses de
ascendencia india lo hacen en las zonas rurales.
Desde los '90, el gobierno ha intentado
diversificar su economía, pero se enfrenta ahora a serios problemas: las
regiones costeras y selváticas están en alerta medioambiental, y la
pobreza y el crimen, este último provocado por el tráfico de drogas,
suponen un serio riesgo para la estabilidad del país.
La industria azucarera, principal fuente de
divisas extranjeras y el mayor empleador de Guyana, ha sido golpeada en
los últimos años por la pérdida de de su acceso preferente al mercado
europeo.
Gran parte de su población busca suerte fuera
del país; el éxodo de trabajadores formados hacia los países
desarrollados es uno de los más altos de la región.
Fuente: BBC
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