Conrad Murray, hallado culpable ayer en Los Ángeles del homicidio
involuntario de Michael Jackson, tenía una reputación médica intachable
antes de la muerte del Rey del Pop, pero ahora tal vez deba despedirse
de la medicina y puede llegar a pasar hasta cuatro años en prisión.
El cardiólogo de 58 años fue esposado tras conocerse el veredicto y
quedará bajo custodia hasta la audiencia en la que se leerá la
sentencia, el 29 de noviembre, dictaminó el juez Michael Pastor.
Murray, quien le administró a Jackson una dosis fatal de un poderoso
sedante, había sido contratado en mayo del 2009 para ayudar al ícono pop
a prepararse para una serie de conciertos en Londres que marcarían su
regreso al escenario.
Pero su vida cambió para siempre la mañana del 25 de junio del 2009,
cuando la estrella de Thriller murió de una sobredosis del anestésico
propofol a los 50 años, una noticia que impactó al mundo.
En el juicio que comenzó el 27 de septiembre, salió a relucir que Murray
había estado al teléfono con una serie de amigas las horas previas al
deceso de Jackson, cuando se suponía que debía estar controlando el
tratamiento que le administraba al cantante para aliviar su insomnio. El
fiscal David Walgren aseguró durante el juicio que Murray, ávido del
sueldo mensual de 150.000 dólares que le pagaba el artista, dejó de lado
su deber como médico para obedecer los requerimientos de su paciente:
Jackson buscaba a un doctor que le administrara propofol para poder
conciliar el sueño.
Cuando se convirtió en mayo en el médico exclusivo de la estrella,
Murray abandonó sus consultas y su vivienda en Las Vegas –argumentando
ante los pacientes que se tomaría un sabático– y se mudó al apartamento
de su novia, la actriz Nicole Álvarez, en Santa Mónica, al oeste de Los
Ángeles.
Álvarez contó en la corte que Murray salía a trabajar a la casa de
Jackson hacia las 21:00 y volvía en las mañanas cerca de las 09:00 o las
10:00. “Cuando comenzó a trabajar para Michael volvía antes, a las
06:00, pero luego empezó a regresar más tarde”, dijo. El cantante, que
llevaría a Murray y a su novia consigo a la capital británica, también
le había prometido al doctor que lo convertiría en el director de un
hospital de niños que pensaba construir.
El registro médico de Murray era intachable hasta su involucramiento en
la vida y muerte de Jackson, aunque su situación financiera era
desesperada. Documentos legales mostraron que, para el momento en que
fue contratado, Murray no había pagado aún su instrucción universitaria y
no podía costearse la lujosa casa en Las Vegas donde vivía antes de
mudarse a Los Ángeles. Sus deudas se estimaban en más de 750.000
dólares.
Murray nació en la isla caribeña de Granada, donde pasó su temprana
infancia con sus abuelos. A los siete años se mudó con su madre y su
padrastro a Trinidad, donde terminó la secundaria antes de trabajar para
una aseguradora.
En 1978, cuando tenía 25 años, conoció a su padre, un médico en Houston,
Texas. Dos años después se mudó a Houston y empezó a estudiar en la
universidad Southern Texas y, luego de tres años, recibió su primer
título médico.
Continuó sus estudios en el Meharry Medical College de Nashville,
Tennessee (sureste), luego en la clínica Mayo en Rochester, Minnesota
(noreste) y en el centro médico universitario Loma Linda de California
(oeste).Solo después decidió especializarse en cardiología y continuó su
entrenamiento en la universidad de Arizona y luego en San Diego, en el
sur de California. Murray abrió su primer centro de cardiología en el
2000 en Las Vegas y luego otro en un empobrecido distrito de Houston en
el 2006. Al mismo tiempo trabajaba como cirujano cardiovascular en el
Doctors Hospital de Houston, donde realizó más de cien operaciones.
150.000 dólares mensuales era el sueldo que Michael Jackson le pagaba a Murray.
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